28.4.06

desigualdades

está nublado como a mí me gusta.
la ducha caliente relajó mi brazo.

la gata está enroscada y duerme a mi lado.

me espera un largo día lleno de albañiles,
gasistas, plomeros, tareas escolares,
jardínería y comida,psicólogo,
compras, listas de mails, diseños,
llamadas,
ejercicios para estirar el brazo.
mide unos cinco centímetros menos que el otro.

estoy ajena al mundo.
irán y estados unidos,
kirchner y los finlandeses,
muertos en las fronteras,
muertos de sida,
muertos de hambre.

qué poco hacemos
y cuánto hablamos.

el otro día, en el hospital regional de agudos,
donde me atendieron desde que me caí de la
bicicleta y me fracturé el codo,
veía los sufridos rostros de los desposeídos.
desposeídos de dignidad, quiero decir.
horas y horas perdidas frente a una puerta
que al abrirse semeja la puerta del paraíso.
el que aparece por esa puerta tiene poder,
es mágico, cura, sana, salva.

pienso en la ignorancia.
y me duele más que la enfermedad.
casi como la falta de libertad.

había un preso con la pierna enyesada hasta la ingle,
escoltado por tres guardias,
con muletas y esposas.

anoche pensaba en sus ojos.
me miró con una mezcla de súplica y resentimiento.
yo tenía un libro en la mano.
él, apenas podía estar sentado sosteniendo sus
muletas.
intenté imaginar su dolor,
su forma de dormir en la cárcel,
con un yeso tan enorme,
tan sucio, atado con algunos trapos para sostener
sus roturas.
lo escoltaban hombres de uniforme
que se reían mirando la pantalla
de un móvil.

mi mente no cesa de compararse.
qué poco puedo hacer,
más que hablar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Se puede hacer,si bien poco o poquísimo igual sirve, el gran problema es cada uno de los corruptos q rodean, el " ser humano" y siempre se intentan aprovechar de lo poco o poquísimo que puedas hacer, quizás es como decís más q hablar o tan bien por qué no escuchar...un cariño enorme