24.4.06


Hace nada más y nada menos que veintiséis años atrás,un veinticuatro de abril, recibí mi primer beso.
Todavía lo recuerdo.
Él estaba recostado sobre la vidriera de un bar de borrachines y estudiantes, El Diamante, a la vuelta de la Escuela de Bellas Artes.
Tenía 23 y yo 16.
Él, era un peso pesado, un mito entre los estudiantes. Hoy es un gran fileteador porteño. Pero en esa época, era su vida la que convocaba la admiración.
Se decía que trabajaba recogiendo basura y que lo habían visto subido a los camiones ruidosos , compactadores, con el pelo cayéndole sobre los hombros (cuando los militares perseguían al que osara llevarlo más largo que el cuello de la camisa), que usaba una capa negra, que tenía cinco amantes, que era novio de la princesa rusa...un personaje, un verdadero personaje de bellas artes.
Yo era una tierna rubiecita, que aparentaba menos edad de la que tenía, la foto es de aquella época.
Me saltaba el corazón cada vez que lo veía, era amigo de unos amigos, tenía una risa medio burlona, y hablaba en lunfardo.

Ese 24 de abril de 1980, me pidió entre risas y muecas que saliéramos del bar. Tenía algo guardado que colgaba de su cuello, y una promesa de no hablar, así que debí adivinar lo que él me iba diciendo, con señas, mientras un patrullero controlaba la escena desde la esquina en diagonal.
Yo tenía una remera azul, que por mucho tiempo pensé era de la suerte.
Hacía calor en Buenos Aires, a las siete u ocho de la tarde, los adoquines crujían bajo los autos que ajenos ,pasaban por el lugar.
Mi hermana y una amiga, me esperaban adentro y se iba haciendo de noche. El toque de queda apuraba la declaración de amor.
Vino el beso en la boca, pero antes me llenó de besos los dedos de las manos, una sensación que, para una niña de 16 años sin experiencia de ningún tipo pero con los sentidos abiertos desde hacía rato, era como increíblemente voluptuosa. Después del beso habló.
Volví encendida al bar, que ingenua! Sentía que me había desvirgado.
Acepté su propuesta de amor a sabiendas de que debería compartirlo con mi gemela. También se había enamorado de ella, éramos la noche y el día -me dijo-, no podría elegir a una sola.
Lo entendí y le dije que sí de buen grado, sin conformismo, con mi hermana compartimos un útero, ¿no iba a compartir un hombre?
Lo que pasó después ya es harina de otro costal.
Pero cada 24 de abril, lo recuerdo, esté donde esté y haga lo que haga.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

pero lo mejor sucedió el 32 de Abril,aunque ya no lo recuerdes.

Diana Laurencich dijo...

no,ese día no lo recuerdo,sí el 31 de mayo, sí el 26 de enero, si a eso te referís...pero no me voy a poner a ventilar cada fecha significativa en este blog, no?

djordi dijo...

danixa, qué aniversario más importante! preciosa historia, preciosa manera de contar y recordarla!
feliz 24 de abril, entonces!
feliz día del primer beso!

Diana Laurencich dijo...

merci djordi,
beso a vos también
y hacé fuerza para que mañana me quiten la escayola!
d