18.8.06

felicidad



Hoy me sorprendí sonriendo al azul de la mañana, Baltasar había partido para la escuela con un telar hecho por el abuelo de una sola mano, 210 clavos en un triángulo de 70 cm de lado. Yo le encajé un hilo gris precioso, que encontré en una bolsa de la época de mi abuela Otilia, -cuidá este hilo, cuesta mucho.
-cuánto?
(joder! esa manía que tienen los críos de medir en dinero todo lo que cuesta) -mucho! -cuánto?
-no sé, pero mucho, -me escuché decir ridícula.
me entendió, el tono quizá, lo convenció.
Volví de despedirlo mirando el ciruelo con más flores en las ramas del este,

qué bien,
la presencia de la primavera ya circula por la tierra,
y pronto por mis venas,

y pronto por mis venas.

La gata queriendo entrar por la ventana del estudio, agarrada a la reja para no caerse, me hizo gracia.
Le saqué fotos y se avergonzó.

Recordé el llamado de Luis , ayer desde Barcelona,
hablándome de su hijita de dos meses,haciéndome honores como madre,
madre loca- le dije,
-ninguna madre loca...
madre como debe ser, terminó él.

Quizá eso me tenga tan contenta.

Quizá que hoy vuelva a mis clases de ópera,

quizá no todo esté tan mal en este lado del mundo.

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