14.10.05














La lluvia se acerca compacta como un muro. La vemos venir.
Ya está al lado.
Ya está encima de nosotros.

Julio Villar.
¡Eh, petrel! cuaderno de un navegante solitario,
editorial juventud, pág. 119.





Agua. En Asturias y Girona,
en New Orleans, en Guatemala,
en la selva,
en el vientre de los hinchados que
no sabían nadar,
en el tsunami
que la inglesita
gritó a tiempo
y que los animales previeron.

Agua para no morir de sed,
para enjugar los ojos
de los que lo vieron todo,
la que no llega,
agua bendita
para muchos,
indiferente para otros,
vida o muerte
para la gran mayoría
de hijos
que habitan este sediento mundo.


para los que en estos días
perdieron bajo el agua lo que tenían,
mientras yo reía.
14 de octubre de 2005,
lanzarote.
Diana

la Fotografía blanco y negro es de Marcelo Pedroza, Tormenta en Yemen.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

La fotografía es sencillamente impactante, muy bueno lo tuyo también Di.

Anónimo dijo...

dedicado al agua, fuente de vida; brindo por el optimismo, reivindico los sueños y la belleza, porque "la belleza es lo único que nos queda en este asqueroso mundo", como decía Trecet en sus diálogos 3. Abrazos a los amigos de la Bañera.

Te llamaré Issis por ser fruto de un amor grande gestado en tu vientre.
Te llamaré Issis por nacer mirando las aguas correr en tu nombre,
bajo un cielo abierto donde la vida es un abismo fértil de placer,
crecido al paso de manantiales surgidos del ocre de tus tierras.

Diosa que recoge cosechas en tu desierto,
sembrando de nuevo las ruinas de tu suelo
con semillas de paciencia.

Issis porque das la vida,
porque fecundas la tierra,
porque inundas con pasión las huertas de tus riberas.

Las crecidas de tus aguas se llevan la sal de las vidas que arrastras,
regenerando la tierra que te cuida tras su regreso a la calma.
Un arrebato poderoso que duele pero cura,
un dolor necesario que hace sangrar para comprender tus normas divinas.

Una Diosa con poder para dar la vida adueñándose de nuestra sangre,
una diosa que irrumpe potente dejando su poso
de agua viva y limpia como la fe de tus hijos.

Hijos fruto de un amor grande gestado en tu vientre,
nacidos mirando las aguas correr en tu nombre.

Diana Laurencich dijo...

UFFF, qué maravilla!!!
dad el nombre,usuario anónimo!!! os lo ordeno!
....os lo ordeno!!!
....
me encantó de verdad.

Anónimo dijo...

Qué bueno tu poema, Diana! La foto, también, es impresionante.

Mori

Anónimo dijo...