22.10.05


Volver, con la frente marchita,

las nieves del tiempo

blanqueron mi sien.

Sentir que es un soplo la vida...


Este tango cantaba Gardel en una película,

creo que era mi Buenos Aires querido, en la foto,

Gardel está ,muchos años después de su muerte y de su vuelta

del exilio, fotografiado en Yemen .

Hoy, guardando en mi maleta un libro de Sepúlveda ,

Sangre de Torero, apareció una marca que le hice hace algunos años,

en lápiz, cuando el volver se me hacía impensable.


“Regresar, volver. Volver con la frente marchita, las nieves del tiempo etcétera. ¿volver adónde?”...

“muchas veces me abofeteé la cara para ponerme de frente a la realidad."Vamos", me dije, "estás en Europa, en Occidente, en Alemania, en Hamburgo, latitud tanto", pero fue como pegarle a la indefensa imagen que ofrece un espejo, porque las rebeldes neuronas se encargaron de recordarme que vivía en el país de nadie que algunos eufemísticamente llaman exilio.Se exilia el que no conoció más que un lado de la medalla y fomenta sus errores más allá de dónde los aprendió, pero el que atravesó todo el túnel descubriendo que los dos extremos son oscuros, queda preso, pegado como una mosca a la cinta impregnada de miel. La luz no existía. No fue más que una invención afiebrada, y la claridad ortopédica del lugar que habitas te dice que vives en un territorio sin salida y que cada año que pasa, en vez de entregarte serenidad, sabiduría, astucia, para intentar la huida, se transforma en un eslabón más de la cadena que te ata.Y te puedes mover, o creer que lo haces, avanzar en cualquier dirección, pero las fronteras irán alejándose en progresión geométrica a la longitud de tus pasos. No , Alí. De aquí no salgo, a menos que ocurra un milagro, y los viejos guerrilleros no tenemos ni tiempo ni ánimos como para aferrarnos a nuevos mitos. Bastante difícil es cuidar de las sepulturas de los que tuvimos. En el fondo, Alí, lo que tengo es miedo a morir en cueros. Durante años busqué como tantos, la bala que llevaba mi nombre entre las huellas de las estrías. era la llave de una muerte digna, vestida con el traje elemental de creer en algo. Pero todo se acabó, se esfumó la creencia, el dogma no fue más que una anécdota pueril y me quedé desnudo, despojado de la más grande perspectiva que marcó a los sujetos como yo: morir por algo llamado revolución, y que era semejante al paraíso que aguarda a los pashdarán islámicos, pero con música de salsa.”


Esta hermosa página pertenece a la novela de Sepúlveda, editada por editorial Tusquets en 1994.

La fotografía también es del 94, y el autor es Marcelo Pedroza, pertenece a la Serie de Gardel en Yemen
.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Es reportero gráfico Marcelo Pedroza?
Sus fotos me gustan , vuelvo a mirarlas una y otra vez y descubro cosas, qué lástima que no se puedan ver más grandes.
La que más me ha gustado, la de la tormenta en Yemen, semeja como un apocalipsis.

Diana Laurencich dijo...

No, no es reportero pero casi, no estaría mal que lo fuese.
Voy a ver si lo convenzo para hacer fotos explicadas,
contar como fue tomada cada instantánea.
Es fascinante.

Anónimo dijo...

Diana, Diana. ¿Y si nos quedamos así...? "vuelvo a mirarlas una y otra vez y descubro cosas". Dice Esther.
¿Será que yemen le devolvió la sonrisa a Gardel? (veo sonrientes alrededor).
"Gardel está, muchos años después de su muerte y de su vuelta
del exilio, fotografiado en Yemen". Dice Diana.
Podríamos dejar que Marcelo nos haga descubrir cosas tales como que Gardel, a su vuelta del exilio en Yemen, recobró su sonrisa. ¿Necesitaríamos mas explicaciones?.
Felicitaciones por el blog, las palabras, las fotos.
edgardo

Diana Laurencich dijo...

gracias edgardo...vos también ves los caracteres html?

Diana Laurencich dijo...

edgardo, ahora que ya hice las correcciones pertinentes, te quería decir que tu comentario es precioso,
y que de ninguna manera pienso dejarlo así!
un abrazo

Anónimo dijo...