23.11.05


Mercedes se detuvo en el portal de la iglesia y alzó
la vista. Recorrió cada gesto de los Santos Apóstoles
en el bajorrelieve del tímpano y los de los ángeles en
las arquivoltas. Buscaba en esas caras de piedra la
sonrisa, la mirada blanda y compasiva, una señal. Pero
ninguno de ellos se dignaba a mirar hacia abajo, donde
Mercedes se encontraba. Entró. Al ver las naves a
oscuras y vacías se preguntó si ya no habría misa los
domingos. No había olor a incienso sino al
desinfectante berreta con el que una mujer estaba
repasando el piso a un costado del atrio. Mercedes la
miró con un poco de rabia. Pasó las puertas de madera
y buscó el agua bendita para hacerse la señal de la
cruz. El contacto de los dedos con el mármol seco la
ofendió. Era domingo y nadie se había ocupado de poner
agua bendita. Dudó en seguir avanzando. La mirada
trepó al ábside, la bóveda azul con estrellas doradas
que cuando era chica lograba traspasar si se
concentraba. Allí había podido ver las almas que
caían como copos de nieve en el infierno, los cabellos
de la Magdalena en la palangana, la separación de las
aguas, el mimbre delicado de la canasta de Moisés.
Pero en el terciopelo azul ahora un gran manchón de
humedad había descascarado la pintura. Giró para
buscar los vitraux de la fachada. Y entonces sí, el
consuelo que corrió como un arroyo fresco por su
cuerpo la hizo sonreír. Nada ni nadie iba a poder
contra esa imagen. Ni el granizo del cielo, ni los
pelotazos de los chicos del barrio habían logrado
lastimarla. La Virgen estaba allí, invulnerable al
tiempo, fragmentada en colores, violetas, fucsias y
azules, los lirios blancos, sosteniendo al niñito en
brazos, eternamente madre protectora, sin canas ni
peinetas de carey gastado, erguida, enmarcada en lo
alto por los mil tubos del órgano, madre, madre. Has
pasar de mí este cáliz.
-Vamos a cerrar la iglesia, señora- la voz aguda la
sobresaltó. Vio a Mónica Battillana. Tenía los mismos
hoyitos cerca de la boca que tenía cuando tomaron la
comunión. Pero estaba vieja, hinchada, deformada por
los años. Mercedes pensó que ella misma estaría mucho
más vieja ya que Mónica Battilana ni siquiera la había
reconocido. -Hasta la tarde no hay misa y no podemos
dejar abierto por los robos, yo ya le dije al padre
Horacio que ponga cadenas a los santos pero no me hace
caso, lo que pasa es que él es bueno.
Mónica Battilana. Si te hubieras callado a tiempo tal
vez Alejandro Argibay te habría besado en el pic-nic
de primavera. Miró por última vez a la Virgen para
despedirse y caminó hacia la salida. Afuera, unos
adolescentes vestidos de scouts hablaban de subir una
montaña con los pies descalzos. Eran vigorosos, y
sonreían con esas dentaduras tan blancas. Escuchó el
portón de la iglesia cerrándose detrás de ella.
Expulsada del paraíso, pensó. Ya no quería ver el
paredón de las moras. Sólo quería llegar a su casa...


Éste es un párrafo de un cuanto inédito de
alejandra Laurencich, (más info sobre ella en Google),
la foto, del Marcelito Pedroza, sí señor!reportero gráfico ad hoc
santo, no apostólico, ni romano...gracias a los dos.
y a la secretaria de la parroquia San Rafael
vayan mis deseos de que la cure el santo,
sobre todo de su tremenda burocracia.


5 comentarios:

Anónimo dijo...

QUE BUENO JEFA DE PRENSA QUE TIENE CIERTA PERSONA,DE LUJO,LA JEFA,EL TEXTO,Y LA FOTO.....HERMOSA LA VIRGEN,BESOS

Diana Laurencich dijo...

no es pa tanto via láctea...subo lo que me gusta, jefa de prensa me queda grande!!! , ah,un dato: escuchame bien, la virgen, tiene nombre de hombre, se llama rafael, y además es arcángel!
un besote

Anónimo dijo...

no te quise escribir mi duda en el blog,para no poner boludeces en ese cachito de cultura virtual,
pero el cura sabe que tiene un error de la naturaleza o un enfermo,como ellos dicen,en su propio altar?????es muy extraño ,pero es re lindo,justo el otro día en el casamiento es lo que más llamó la atencion, junto con el órgano impresionante que está arriba,me hizo acordar a una leyenda de becquer,gustavo adolfo, que siempre leíamos con mis hermanas a la noche cuando éramos chicas y yo me cagaba en las patas de miedo.....y con respecto a lo de ulises, re loco,ademas ,no se si es morboso,pero cuando paso lo que paso,yo pedí verlo,porque nunca se sabe ,ver una madre soltera,que llegó sola ,además quería despedirme después de las patadas que me habia dado, y era hermoso,pelirrojo,gordito,casi como el arcangel-virgen de san rafael....bueno besos ADRI

Diana Laurencich dijo...

ese órgano es una verdadera joya, y es de los pocos en Buenos Aires que todavía existen y están buenos...
acá vienen a tocar a Mesiien, y vienen sopranos cotizadas, maravillosas,
y san rafael es el arcángel bello,
que desde el altar ,con su pescado, mira todo sin inmutarse.
Un gloria.

Anónimo dijo...

quien es esa zarpada anonima llamada adri,cuidate de la gente que entra en tu blog,estan al borde del precipicio mental,no te parece?