3.1.06


Con el tiempo un libro definirá tu destino, me profetizó mi padre con una sonrisa y un misterio. Como niño que era no atendí su premonición y salí disparado a jugar al balón. Recuerdo que mi panda perdió y que mi gol solitario no sirvió ni para consolarme. Desde ese día de la derrota mi padre jamás volvió a mencionarme esa asociación que pronosticó entre mi existencia y un libro desconocido. Así, ajeno a lo que me deparaban los años y ese enigmático ejemplar que contenía mi porvenir fui creciendo despreocupado. Ahora, al hacer balance, corroboro que los fracasos golean a los triunfos. Y sin error también constato que los desengaños reiterados se imponen a lo que soñé en mi infancia zascandil de salvaje vikingo. Durante mi adolescencia de espinillas y batacazos descubrí el milagro de un beso, y la mazmorra del saberse solo. He conocido un hogar, y también el soplo enloquecido de una raíces arrancadas de cuajo. Y aunque el recuerdo de mi padre siempre me ha acompañado jamás pensé en su libro del destino previsto. Jamás, hasta ayer. Ayer en que caí al fondo y me refugié bajo un puente. Ese triste puente del cauce seco. Ayer en que aterido y solo, desesperado; encontré ese libro olvidado y sin título. Ayer en que abrí un libro que no tenía dueño, y descubrí que sus hojas estaban vacías. Ayer en que una lágrima inadvertida comprendió el augurio: un destino por escribir. Esperándome.

ay, ángel, ángel, gracias por esas alas que desplegás cada tanto
sobre mi lejanía.
Un beso
Diana
el cuento de ángel martín rizaldos, el ángel desangelado, el antropoloco, el señor de las sonrisas .
el dibujo de valdi, el dibujante burlón y canallesco, según ángel.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

De canayas,de burlones y de locos,todos tenemos un pocos,mi qerido Angel.Pero,por qué esperaste hata ayer para descubrirlo?Valdi

Anónimo dijo...