HUBIERA SIDO MÁS FÁCIL
Recuerdo que de chica
deshice el nido que un pardal
había construido en el jardín de atrás.
Durante días vi al ave
buscar líquenes y telas de araña,
anudar tallos de hierba,
tejer habitaciones esmeradas
que yo soñaba para mí.
De nada sirvieron mis esfuerzos
por entender su geometría:
estas dos manos y mi cerebro grande
no bastaron para alcanzar
la sabiduría del pardal,
arquitectura más allá de la razón.
No me di por vencida.
Así como violé el nido,
empecé a desmenuzar amores de infancia,
a arruinar mi cuerpo,
a desviarme del camino trazado para mí,
todo para entender pequeños hechos cotidianos
como la vergüenza que sentí
cuando mi padre me hizo lamer
el piso de la cocina
un mediodía de abril.
En mi vida, sólo he querido aprender,
pero cuanto he hecho es ir hacia atrás,
a la ignorancia, como si mi estupidez creciera
mano a mano con mi edad.
Y aunque cada año
las interrogantes se hacen más sencillas,
todavía hoy carecen de respuestas:
en vez de sabiduría
sigo tropezando con preguntas,
en vez de ir hacia adelante,
desando los libros que he leído,
las cosas que he aprendido,
y aun cuando sé mi nombre
no tengo ni idea de quién soy.
Hubiera sido tanto más fácil ser
una brizna de hierba,
una ameba sin memoria,
incluso el agua
derramada en el piso
de esa cocina con sol.
que bello poema de Mori Ponsowy, que bello acompañando el sábado gris de verano en mar del plata, escuchando a Emilio, hablando desde su bañera en uropa, en una valencia helada, que melancolía el malikian y su tema" princesa " adornado de tristeza.
3 comentarios:
Hola Diana, ya te escribiré más detalladamente, sólo para que le hagas llegar a Mori un saludo y que algún día nos conoceremos en persona, espero. Quería escribir "me encanta el poema", pero no es eso, es otra cosa, no sé, ahora se no me ocurre la palabra precisa.... Y gracias por dejar que los sentimientos fluyan en las aguas de la bañera.
ya mismo le escribo, a mí también este poema me parece bestial.
beso
Gracias, Andrea. Gracias, Diana. Es una felicidad cada vez que un lector desconocido se emociona con las palabras que uno ha escrito. Tus tapices, o gobelinos, Andrea, me parecieron maravillosos. Imaginé alguno de ellos ilustrando la tapa de algún libro mío.
Publicar un comentario