31.3.06

a brazo partido buenos son los blogguers


no pasé tan mala noche con mi escayola o yeso,
así pues, hoy me desperté pensando :
es una buena oportunidad para desarrollar mi otro hemisferio,
escribir con la mano izquierda!
y recibí esta foto de andreíta milde
que me llena de buena onda,
más la que me llegó de zeta en el comentario de ayer,
puf, ahí vamos!

4 comentarios:

Alumnedelmon dijo...

¿Cómo sigue tu brazo?

Qué buena foto la de andrea!!!!! ¿Podría decirnos dónde está esa tienda? Besos recuperatorios

Diana Laurencich dijo...

muy bien mi brazo,inmovilizado hasta el 10 de mayo, espero que no se me inmovilice la cabeza.

sobre la foto de la milde, opino lo mismo,
andrea decinos dónde el sol sale para todos!

Anónimo dijo...

Hola Diana, me alegro que, dentro de lo molesto que es lo de tener un brazo inmovilizado y tener que poner freno a las ganas de hacer...... estés en buenas manos. En mi imaginación estoy dibujando una nave en la escayola, para cruzar la infinidad de los océanos, con un gran SOL en la vela mayor, nada de piscinas, de muros .....

Y respecto de la foto, ahí va: como no podía ser de otra manera, es de Madrid. Para ser exacto, es de una tienda de ultramarinos en la Plaza de los Mostenses, a espaldas de la Gran Vía y cerca de la Plaza de España, ahí donde, doblando por una esquina, y sin aviso previo, de repente te encuentras en otro mundo - o en otros tiempos. Hace muchos años que tengo esta foto y le tengo mucho, pero que mucho cariño, por todo lo que es capaz de recordarme con sus 150 centímetros cuadrados. Veía esta tienda cada vez que salía del mercado con la compra recién hecha, tanto si era principios de mes y había comprado dos filetitos de merluza de la buena para darnos un pequeño gusto, como si era a finales del mes y tenía la bolsa llena de patatas y zanahorias, porque nuestra estrecha economía ya no daba para más. La verdad es que nunca he entrado, salvo la marquesina, nada invitaba a ello. El escaparate lucía grandes huecos, pero más desolador resultaba aún el interior con sus estantes vacíos. Yo miraba fijamente la marquesina, y solo la marquesina, me concentraba en estas cinco palabras, y volvía más contenta a casa, cerrando los ojos ante las señales de una decadencia en estado terminal. No sé si está todavía. Tantas cosas se están perdiendo. Quizá debería pasarme un día, a ver.... pero no sé si quiero.... me da tristeza pensar que puedo encontrarme con un mayorista chino, con un cibercafé, o con unos apartamentos de lujo de un dormitorio con piscina y garaje privado. La vida sigue, y el sol sale, menos mal.... Ya os contaré.

Un beso muy fuerte y paciencia.
Andrea.

Diana Laurencich dijo...

gracias andrea por tu comentario,
lo tendría que haber posteado mujé!

es preciosa la historia,como todo lo que hacés!