21.11.05



Testamento

Tenía una bicicleta de media carrera, que me regaló Valdi con un moño rojo, en Mar Del Plata.

Unas cuantas fotos blanco y negro, que me sacó un amigo Gringo en Uruguay.

Un video de Baltasar cumpliendo un año. Comía asado como un animalito, había globos y alegría. Y familia. Creo que está en buenos aires.


Tenía dos pasajes de transmediterránea (o un vale?) para Palma de Mallorca, busco mi destino. Vencieron ya.

Tengo una buena amiga en Guatemala, cerca de Antigua, sus hijos dicen que me recuerdan con amor , fui un personaje raro en su infancia de Concordia.

Tengo otra buena amiga en Perú, la Uribe, aunque es colombiana y con 18 años de haberse enfriado en Europa. Anita, decía “quiú” cuando atendía, y el vinagre doblaba los huesos de los conejos que se comía cuando tenía hambre, después con ellos hacía esculturas.
Así conoció a David, que rodaba Munich sobre su bicicleta y llevaba una sonrisa tranquila, hasta el día que desde el Max Planck lo retornaron a servir a su país: Perú lo esperaba con su subdesarrollo y su sueldo de apenas 300 pesos. Matemática pura para un matemático.

Otra,preciosa Silvia, que escuchaba a Calamaro, mientras me hablaba de cómo batalla el salmón para parir o desovar, ya no recuerdo. A ella la envidiaba cuando no la conocía, se había quedado con mi primer novio.

A una la perdí por el camino, siempre supe que así terminaríamos, aunque fue la mejor compañera de andanzas en nuestros veintitantos.

Y la última buena amiga que me queda, más lejos de lo que deseo, la nacida en Lima, criada en Brasil, educada en Miami y descorazonada en Alemania.
Mi fiel y triste Ani.
Ani “Maraña”?, Ani Romaña.

No me olvido de los amigos, pero los amigos siempre fueron ex o posibles amantes, así que mejor no nombrarlos y dejarlos en paz, total ellos saben quienes son.

Tengo en el medio del cuore a mi amiga Mona , a quien le dejo el libro Valor para Cambiar, pues el sólo por hoy es herencia para Baltasar.

Tengo un perro negro en el medio del corazón clavado, que abandoné en Mar Del Plata cuando tuve que irme. Creo que todavía nos buscamos, aunque sólo sea en sueños.

Tengo un Machintosh, que se lo dejé en guarda a mi sobrino ,me dijeron que no anda màs.

Tenía guardada en un cajón verde, de un escritorio que perteneció a mi hermano, una carta con cincuenta Deutsche Mark, llegó a poco de nacer Baltasar.
Era de Frau Hallasz, la húngara que rivalizaba con Marlene Dietrich, y que nos dedicó su libro :Deadly Carrousell, allí cuenta como salvó del exterminio nazi a cinco judíos.

Tengo diez o quince pinturas en Perú, en la galería de Collado, amigo de la que cantó rancheras el 1 de enero de 1993 en un Gräfelfing nevado. Ella quería saber como era la navidad con frío. Pilar. Pilar Pomposini. Veinte en la casa del diseñador del Museo de Arte contemporáneo de Chile el otro día encontré su nombre. Gatica.
Veinticinco pinturas en el Museo de Arte Contemporáneo, Aryentain, dos o tres ,no lo recuerdo, en la colección of Latinamerican Art de Essex , una o dos en Austin, Texas, y otro par en Brasil, Campinas, Museu Carlos Gomes.

Algunos libros de arte correo, en una caja bordeaux de Lion D’Or, en la casa de Beiró en Buenos Aires, así como algunas fotos de mi vida y la de Baltasar, de Valdi y mis sobrinos. No sé que es lo que no fue descuartizado en el reparto de los recuerdos.

Había también recuerdos de Humberto Nilo, que provocó tanto jaleo y movilizó tantos mails cuando lo echaron de la Universidad de Chile.

Tengo un libro de Mori Ponsowy, anaranjado y finito, que se me prendió en el alma junto a un disco Umani, que siempre me hace llorar.

Tenía libros que no se encuentran,libros que me han robado, otros que se han perdido.
Por eso ahora me premian en las bibliotecas.
Tengo discos que doy por perdidos, discos que me han sacado a punta de pistola en la cabeza.
Por eso ahora me hice pirata.

Tengo cajas de Tranquimazin, Tranxilium, Dormicún, Rohipnol, Prozac, Lexotanil, Valium , Rivotril y tantas otras que aumentarán los contenedores de cartón reciclado. Las pastillas me las llevo puestas.

Tenía collares valiosos y de los otros, pulseras de oro, con dijes, uno de la torre Eiffel, que nadie pudo arrebatar en ningún tren de la línea Sarmiento.

Muchos cuadernos escritos con retazos de mis tristezas. (Quizá debí dedicarme a escribir).

Tengo mi dignidad, aunque no se bien para que me sirvió.
.
Una preciosa postal que dice, NO TRABAJES TANTO; que pueden poner en mi epitafio, aunque sacándole el NIKE MADRID.


Tengo gente que me quiso, me quiere y me querrá.
Tengo gente que me quiso, me odia y pasará de mí.


Tengo guardados despechos de amor que no pudieron ser.
Aunque sabiéndolo desde el principio, siempre me encajeté con hombres equivocados.

Tengo un padre viejo, viajero, en quién sabe dónde, que me quiere a pesar de mis 41 años.
Tengo un hijo al que le debo estar viva, tiene el flequillo recién cortado, un lunar en la mejilla izquierda
y mucho malhumor por las mañanas
y mucha alegría por las tardes.

También tuve el amor de un hombre,
que no supimos traducir,
así que no nos pudimos entender,
así pues que lo perdimos.

Todo lo demás,
no vale nada.

Noviembre 2004.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

no se si te diste cuenta,pero el otro dia mientras lo escuchabamos,no podia evitar percibir la nostalgia,y mi llanto apenas lo pude controlar,gracias por ponerlo aqui,asi puedo llorar tranquila,no se porque,mucha emocion,junta ,decile a paul valery ,quien sabe donde esta,que para eso sirve la poesia,nos vemos

Anónimo dijo...

Y te has olvidado de apuntar que ademas tienes un ego de primerísima categoría.
Pero vale, el poema está bueno, a no dudarlo.

Diana Laurencich dijo...

álvaro,
me gustaría saber por qué lo decís, porque esla primera vez que me dicen eso, me encantaría saberlo.
El poema , realmente fue mi testamento durante mucho tiempo , cuando pensaba que no llegaba a Argentina de vuelta y le quería dejar a mi hijo de 8 años el resumen de dónde estaban mis cosas,ahora ya es un poema, claro, pero en ese momento fue eso.
gracias por el comentario, me vale!

Anónimo dijo...

Hace unos años me vi obligada a dejar a mi perro negro de pelo largo con el hombre con quien habia vivido durante 20 años, pensé que era lo mejor para él porque seguiría corriendo en el campo. Todavía estoy viendo a mis hijos cuando me dieron la mala noticia poco después, una furgoneta lo atropelló. El remordimiento me acompaña todavía. Nunca lo olvidaré. Me pesa su vacío como una falta grave. No figura en mi testamento, pero queda en el recuerdo como uno de tantos errores que cometí.Un abrazo.
Ampar

Anónimo dijo...

Precioso Diana. Es como volar sobre el mundo, como esas tomas donde se ven los departamentos y la cámara se acerca y se mete por la ventana de uno y va hacia una mujer que duerme y entra en el laberinto de sus amores y sus recuerdos. Algo así. Y me gustó tanto.

Diana Laurencich dijo...

gracias inés, que alegría verte por aquí!, gracias por el paneo aéreo que sentiste al leer mi testamento.
un besote enorme
Diana
PD.tenés poesías para subir? mandame!

Anónimo dijo...

Lindisima Diana!
Que lindo encontrarte en el ciberespacio, imagino que se parece al tipo de encuentros que tendremos despues de dejar este mundo, donde encontaremos el alma de todos los que no vemos hace anos.
Que lindo que recuerdes ese dia de 1993 cuando cantamos en tu acogedora casita de Munich junto a Valdi.
Nosotros tambien mantenemos ese recuerdo en el lugar mas sensible de nuestro ser!
Muchos carinos para ti!
Andrea Pomposini

Diana Laurencich dijo...

uf, qué lindo!!! qué lindo!!!
y según la fecha es tan reciente todo, y yo que los quería encontrar, y ustedes que me encontraron...
que maravilla, gracias pilar y andrea por semejante regalo.
ya estamos en línea,
ves andrea? no se puede chatear pero nos podemos comunicar igual!
abrazo a raúl collado si lo ven!