26.2.06



Hoy no me siento muy bien. Pero lo suficiente como para levantarme de la cama y desayunar en el jardín...me siento en el banco naranja e inmediatamente al sentir el calor comienzan a caer las lágrimas, sin querer. ¿No quería esto? Volver al país, para poder enfermarme en paz... Mi cabeza se mueve más lenta que mis pensamientos y mis deseos. Se produce entonces como un ralentado que me hace sentir mareada. En uno de esos desvíos del foco descubro unas flores lilas que no había visto brotando de la enredadera. Agradezco estar acá. En un verano que se está despidiendo, para darle paso a un otoño frío. El miedo me asalta. ¿quién cuidará de Baltasar ?¿Quién cuidará de papá ? ¿Cómo y cuando empezó todo esto? Lloro a pesar mío, y recuerdo la película The hours, a Virginia Wolf. Recomendaba registrar en diarios hasta el más insignificante día. Eso es, eso es lo que debo hacer. ¿Y si no puedo? La notebook no funciona más sin estar conectada , no puedo escribir en el jardín. Pero tengo un libro de notas cerca de la cama , de hojas muy hermosas, hechas a mano, que me regaló Ester cuando me vine. Y mi Moleskine. Tengo mi Moleskine. Baltasar puede pasar mis escritos, después, al ordenador. Después , ahora duerme. Vino tarde del cumpleaños. Tarde y con olor a asado . Inundó mis sentidos de ganas. El libro de homeopatía recomienda que no coma carne.¿Cómo prohibirse las cosas que uno tanto extrañó ,ahora al alcance de la mano? cuando papá despierte...un asado como los de la infancia, cuando era el encargado de darnos los sandwichitos de lomo en los asados de la parroquia, los días de fiesta. Eso es, ahora un poco de gimnasia aunque duela, oxigenar el cuerpo, no dejarle paso a la enfermedad. Miel pura, gimnasia y pensamiento positivo. No nací en ningún estado de los unidos del norte, no tengo mentalidad optimista, Tengo más bien una melancolía en mis venas, mezcla de Trieste, (o Triste?) con alguna poesía de Lorca, el Tajo o el Guadalquivir quizá me atraviesen. La guerra de mi abuela, los por qué ,el exilio. Cada cosa que me conmueve hoy, me produce lágrimas. Y más dolor en las muñecas, en los dedos, más rigidez en la nuca. Papá abrió sus ventanas.
Debo terminar acá.

el dibujo es de baltasar. Hoy me dijo: tomá para tu blog, el mío no lo visita nadie.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Diana,si es A.R. lo que tienes vas a leer de todo, aunque nadie te podrá adelantar lo que será de tí, porque no se sabe, cada paciente evoluciona a su ritmo.El futuro de cada ser vivo puede ser tan fragil como un cristal ¿quien se siente libre de males?.Un diagnóstico no es el oráculo. Querida, vive el día a día. Sonríe a tu hijo, a tu padre y a tí misma cada mañana. Déjate querer.Sigue adelante a pasitos, unos días más largos, otros más cortos, pero ante todo no te rindas . El dolor es algo que cada cual vive de una manera diferente. Si estás contenta te dolerá mucho menos. Procura no enfriarte- eso que tanto nos decían las abuelas- "no te enfríes.."cada vez lo entiendo mejor.. Y ante todo, procura levantare cada día y tratar de seguir tu ritmo, aunque a veces tengas que aminorar la velocidad, eso te mantendrá mucho mejor. Deseo haberte animado, ante todo hay que afrontar los avatares de la vida y seguir por el camino aunque se vuelva un poco más tortuoso. Valorarás mucho más lo que tienes y eso es muy importante. Un beso.Ampar

Diana Laurencich dijo...

gracias ampar,
sí que me has ayudado,
siento algo últimamente que no puedo terminar de aclararme, pero es como si de pronto, tuviera que ocuparme más de mi misma que de los otros, y eso lo logran sólo mis enfermedades.
mil gracias, ampar, tu nombre me hace acordar a una canción que me cantaba mi abuela,oh maría madre mía oh consuelo maternal, amparadme y guiadme ...me calmaba.

Alumnedelmon dijo...

Bueno, llevaba unos días sin visitarte y me he encontrado de todo. Tu pepito, que me ha encantado... Y tu artrosis, que me ha dolido hasta a mí. Después de leer a Ampar poca cosa queda por decir. No te enfríes, por favor! O en todo caso, enfríate cuando estés baja de ánimo, pero no mucho. Sólo un poquitín... lo justo para dejarte caer levemente y remontar el vuelo con más elegancia. Así es siempre en la vida. El dolor es un nuevo compañero, de difícil conviencia, pero los que lo conocen dicen que han aprendido mucho de él. Con lo sabia que me pareces, como aprendas mucho más tendrás que abrir una escuela y yo me apuntaré de alumno!

Mil besitos calmantes, preciosa. Y sonríe, que eso cura...

Diana Laurencich dijo...

gracias zeta,
no exageres con lo de sabia,
pues empiezo con lo de artistazo, fotografazo, escritorazo, y la lista sigue...y te voy a hacer poner colorado

Diana Laurencich dijo...

hola ipaguapa,
baltasar es mi hijo, el que hace de pepito, el que ilumina mis días.
un beso y gracias por tus visitas!