21.12.05



Hace veinte años,
cuando
cursaba el último año de Bellas Artes,
mi docente (querido amigo ahora) Roque de Bonis,

curador del Museo de Arte Contemporáneo,

daba Historia del Arte.

Su cátedra era realmente fantástica,

traía personajes, artistas, locos
que
cazaba por ahí y tenían algo para decirnos.
Después de clase nos íbamos
,
(algunos fieles admiradores de su estilo)

a su casa, a tomar champagne,
a comer paté de ciervo trufado,

y a reírnos de toda la Academia.

Nosotros, su grupo,
apostábamos
por las vanguardias,

leíamos a Duchamp,

aprendíamos lo que es
un catálogo
razonado,
nos disfrazábamos
y metíamos a
Carmina Burana
como fondo de una clase
sobre Marinetti
y los futuristas.


Una vez,
un martes (ese era el día elegido,
lo recuerdo
por el título de una película ,
los Martes Orquídeas)

Roque llevó a un amigo de él,
para hablarnos del deseo
en el Arte.
Manuel Maneiro,
que después
sería mi primer cliente,

el primero en comprarme una pintura,

que flipó tanto en la Isla de Pascua tanto,

que perdió el sentido y
lo tuvieron que rescatar,

Manuel,
que ahora debe andar por
España,
que largó su trabajo de años
como gerente
en un banco
para poder pintar,

trajo un texto
que
hoy encontré entre mis papeles.

Él, lo leyó ese martes,

en francés primero,
y luego
lo tradujo así:

...yo no puedo entonces apartarme de mi deseo,
(deseo:
la palabra es débil por ese constante
repetir transformado
en obsesión,
enfermedad de sueños y de insomnios,

sordo empalagamiento tapado en el fondo de mis días
de trabajo).
¿Cuál es el sentido de todo eso?

De esta batalla por las palabras,
palabras-sombras,
palabras-anguilas,
tornándose fluídas como una minúscula
traición
perpetua, una huída gota a gota?
Es por eso, porque hemos
elegido, como decía Valery," las profesiones delirantes".
Ese será nuestro único pasaporte,¿ hacia dónde? ¿cuál viaje?
el más importante, de nosotros a nosotros.
De nosotros de hace veinte años al de hoy,
y a ese otro, que yo quisiera imaginar "para sostenerse sobre las mareas de la Nada.
"
El Museo del Hombre, Francois Nouressier".

a veinte años de leer
esto por vez primera,

quería recordar,

que gracias a Manuel,
y a un montón de gente

como él,
sigo deseando.

El dibujo de arriba es de Valdi,
compañero de deseos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Di que hermosa historia qué bueno poder seguir "deseando" en este mágico camino pudiéndonos reir, disfrutar, amar, elegir crear, elegir ser "uno"

Diana Laurencich dijo...

creo que el mundo está lleno de historias como éstas, de deseos y perfumes y encantos, pero quedan tapados, no?